Mi historia III

07 NOVIEMBRE 2006


3ª PARTE

Por otra parte, yo empecé a obsesionarme un poco más por mi peso, por mi alimentación… y cada vez empecé a darme más cuenta de que quizás tenía un problema. Al principio yo pensaba que los vómitos eran una solución hasta que perdiera el peso que me sobraba y que luego lo dejaría. Luego, con el tiempo empecé a pensar que quizás no podría dejarlo. En realidad, yo sabía que sí que podía dejarlo, el problema era que no quería hacerlo. Y empecé a darme cuenta de que quizás podía empezar a escapárseme de las manos. Empecé a informarme sobre los trastornos de la alimentación, porque sabía bastante poco sobre este tema.

En realidad, sabía prácticamente lo que sabe todo el mundo, que la bulimia y la anorexia son dos enfermedades que consisten en comer y vomitar una y dejar de comer la otra. Además, estas enfermedades yo las concebía, como el resto de la sociedad, con la imagen de la delgadez. Y precisamente era eso lo que yo quería, o lo que creía que quería. Así que pensé que iba por buen camino. Seguí leyendo, informándome… tenía la necesidad de clasificarme entre una de esas dos enfermedades, pero no sabía dentro de cuál hacerlo. Por una parte es cierto que vomitaba pero no me daba atracones como hacen las bulímicas, no tenía esa necesidad, sino que lo hacía con el objetivo de deshacerme de la comida que me obligaban a comer. Por otra parte, había reducido considerablemente mi dieta, sin embargo, aún seguía comiendo muchas cosas, y lo más importante, no había perdido la menstruación. Leí que existían ciertos trastornos alimentarios no específicos (TANE) con los que me sentí más identificada, sin embargo, no estaba satisfecha. Esos trastornos más desconocidos no eran tan importantes y no aseguraban la delgadez que yo necesitaba. Me seguí informando y descubrí que había dos tipos de anorexias, la anorexia restrictiva y la bulímica. En la primera, la paciente reducía su dieta muy considerablemente y en la segunda se ayudaba de los vómitos para deshacerse de la comida. Me clasifiqué en esta última; sin embargo, aún me sentía íntimamente relacionada con la bulimia y eso no me gustaba. Me informé sobre esta enfermedad y me enteré de que estas personas suelen tener peso normal o ligero sobre peso. Además, leí otras consecuencias como la caída de los dientes o la corrosión del esmalte de estos que me dieron mucho miedo, lo que me decidió a deshacerme para siempre de esta enfermedad. Tomé una decisión muy importante. Puesto que quería estar delgada, tan delgada como las anoréxicas, que necesitaba mantener el control sobre algo, sentirme capaz de conseguir algún objetivo o propósito y especialmente depender de mi trastorno y, además de que en casa me era ya muy difícil esconder mi problema, decidí hacerme anoréxica voluntariamente.

Recuerdo perfectamente el día que tomé aquella decisión. Fue un 5 de febrero. Uno de mis amigos, con el que me llevaba muy bien y que tenía un gran sentido del humor, aunque a veces no reparara en sus comentarios, me dijo esa tarde, a modo de chiste, que estaba gorda. Tal vez malinterpreté sus palabras porque no era esa la intención de su comentario, pero eso me bastó. Aquella tarde se dieron todas las circunstancias oportunas para que decidiera dejar de comer. Recuerdo que aquella noche sólo comí una manzana. Al día siguiente comenzó mi huelga de hambre.

Ahora, años después me he dado cuenta de que nunca decidí hacerme anoréxica voluntariamente, de que esto no es algo que se elige. Estoy convencida de que si no hubiese sido ese día mi huelga de hambre habría comenzado cualquier otro. Era algo que tenía que suceder. Tal vez por una cuestión genética, tal vez por una cuestión psíquica o, tal vez, simplemente porque era mi sino.

Únicamente, creo que se dieron las circunstancias necesarias o suficientes para que se desarrollara en mí esa enfermedad. Sencillamente, fue el único modo que encontré de escapar de una vida que se me antojaba sumamente difícil, fue el único modo que encontré de escapar de mí misma.

Continuará...

ANA

1 comentario:

tita dijo...

holaaa todavia no termino del eer tu blog completamentep ero me ha identificado mucho. un beso y que salgas adelante porque ana y mia llegan pero para quedarse cuesta mucho escapar de ellas. a lo mejor te recuperas fisicamente pero el trastorno psicologico queda alli por mucho tiempo un beso y saludos.