Un CERO a ZARA


05 NOVIEMBRE 2009


Me llamo Ana, tengo 25 años, mido 1,60 y peso 53 kilos.


He sufrido trastornos de la alimentación durante 9 años. Hace algo más de 2 años comencé voluntariamente un tratamiento para los trastornos de alimentación. En los últimos 9 años he bajado de los 63 a los 40 kilos para volver a subir a los 55, bajar a los 45 y subir de nuevo a los 53 en que estoy ahora. Mi pregunta es: ¿estoy gorda?


Según las tablas del Índice de Masa Corporal propuestas por la OMS estoy en mi peso ideal y, sin embargo, yo me veo gorda. ¿Cómo es posible?


Cuando empecé a bajar de peso, mi único objetivo era entrar en las tiendas de ZARA y probarme pantalones de tallas cada vez más pequeñas. La 40, la 38, la 36 y, finalmente, la 34. Después de mucho esfuerzo, dietas, sacrificios, deporte… conseguí el ansiado premio que suponía para mí el deslizarme dentro de unos pantalones de la talla 34. Mi armario actual se compone de decenas de prendas de las más diversas tallas que ya no me entran.


Ante tal situación me decidí, armada de valor, a enfrentarme a uno de mis mayores miedos: ir a comprar un par de vaqueros nuevos.


En ZARA puedes encontrar diferentes modelos de vaqueros, no demasiados. Algunos ni siquiera me los pruebo, están hechos únicamente para esas chicas afortunadas de piernas estilizadas y larguísimas que, aún, me pregunto si existen. Voy directamente a los modelos que, creo, pueden venirme bien. No puedo elegir el color, ni que decir tiene el precio; sólo el tipo de pantalón, con la pernera un poco ancha y ¡nada de pitillos!


Tras elegir el modelo que estoy dispuesta a probarme surge la elección de la talla. ¿Cuál es mi talla? Ahora ya la desconozco. Sé que no podré meterme en una 36, espero poder hacerlo en una 38, que aún para mí sería un logro. La 40 ya me da pánico. Escojo varias tallas de diferentes modelos y con montón enorme de pantalones sobre mis brazos me armo de valor para entrar en el vestuario. Primer pantalón, ¡no me sube! Nada, no hay manera, la pantorrilla queda completamente embutida entre la tela como si fuera a cortarme la circulación y a partir de la rodilla por más que lo intento no hay manera de subirlo. “Vale, no pasa nada.” – Pienso – “Siguiente modelo.” Me pruebo el segundo par de pantalones. ¡Milagro! Éste sí ha subido… pero no cierra. Otro menos. Siguiente. Demasiado estrecho, demasiado incómodo, demasiado feo. Uno de ellos me gusta. Me gusta cómo me queda, si es que puede gustarme. Un poco estrecho, apenas puedo moverme. “Muy bien, no pasa nada.” – Me digo – “Probaré con una talla más.”


Dejo el montón de pantalones sobre el mostrador y me acerco a buscar una talla más. Encontrar una talla 38 ó 40 no es tarea fácil. Cuando llevaba las 34 ó, incluso, la 36 era muy sencillo, siempre sobraban esas tallas porque no suelen ser muy comunes. De hecho, para mí las rebajas eran un chollo porque siempre quedaba la talla 34 que me llevaba a un precio ridículo. Encuentro la 40. “Vale, no voy a pensar en la talla, sólo me la probaré y veamos cómo me queda” – me digo en un intento por no venirme a bajo –.


Entro de nuevo en el probador, esta vez con sólo una prenda. Me pruebo los vaqueros. Bien, me quedan mucho mejor, más cómoda, ahora hasta puedo respirar. Pero… la cintura me queda un poco grande. Se me caen un poco y resulta algo incómodo. Los muslos me quedan bien ceñidos al pantalón pero la cintura me queda grande, ¿cómo es posible? No lo entiendo. ¿Cómo es posible que mis muslos apenas puedan respirar cuando en la cintura podría entrar otra persona como yo? ¿Estoy gorda? Mis muslos, son mis muslos… son enormes. Pero… estoy en mi peso ideal, ¿cómo es posibles?


Terminé comprándome los pantalones, algo tenía que ponerme, pero después de probármelos en casa de nuevo decidí que iría a devolverlos, no puedo ir con unos pantalones que se me caen todo el tiempo.


Después de ZARA entré en H&M y ¡sorpresa! Me llevé un pantalón de la talla 36 que se adaptaba perfectamente a mi cuerpo. ¿Cuál es mi talla? ¿Qué le pasa a ZARA? No puedo entender cómo puede haber tal diferencia de tallaje y, lo que es más curioso aún, ¿cómo es posible que una empresa española sea incapaz de adaptar sus productos al cuerpo de la mujer española mientras que una empresa sueca, donde todas las mujeres son altas y estilizadas sí lo haga? No puedo entenderlo.


Hay mujeres delgadas, eso ya lo sabemos. La pregunta es ¿qué porcentaje de la población española tiene ese cuerpo? Yo me comprado decenas de pantalones en ZARA de la talla 34 pero, entonces, mi IMC estaba muy por debajo de lo saludable. ¿Acaso ZARA hace ropa para personas enfermas? Estoy convencida de que hay muchas mujeres delgadas que no tienen ninguna enfermedad, simplemente tienen la suerte de tener un cuerpo delgado por naturaleza. Pero la mayoría de las mujeres no tenemos unas piernas kilométricas ni unos muslos que miden el mismo diámetro que nuestras pantorrillas.


La mujer española tiene curvas, tiene caderas y no es demasiado alta. Un pantalón que te aprieta los muslos pero se cae en la cintura significa una cosa, mala confección. Las mujeres tenemos curvas y no puedo concebir una mujer con una cintura suficientemente grande (en teoría, la cintura es la parte más estrecha del cuerpo) para encajar en ese pantalón pero con unos muslos tan estrechos como para poder ponérselo. Esa mujer no existe. Bueno, seguro que existe, hay de todo en este mundo, pero no es la mayoría, y no puedo entender cómo es posible que la gran mayoría de mujeres en este país tengan que tener problemas para comprarse unos vaqueros. Tenemos tres soluciones, ponerte unos vaqueros que te corten la circulación de los muslos u otros que te hagan una enorme bolsa en la cintura o, simplemente, renunciar a los vaqueros.


Es una vergüenza. Casualmente soy estudiante de Marketing y Comunicación Comercial. Lo primero que te enseñan es que la oferta, que tus productos, deben adaptarse a las necesidades del consumidor y, a mi juicio, ZARA no lo hace. ZARA únicamente promueve, con sus tallajes, con sus modelos, con su ropa, la delgadez y el mensaje de que si no tienes ese cuerpo no puedes llevar su ropa.


ZARA (o mejor dicho, el grupo Inditex) es una de las empresas más importantes de España y tiene un gran poder pero todo poder conlleva una gran responsabilidad que la empresa no ha sabido dirigir.


No estoy gorda, quiero convencerme de una vez de que no estoy gorda, quiero aprender de una vez a aceptar mi cuerpo a pesar de lo que digan las marcas de moda. No estoy gorda pero resulta difícil creerlo cuando los pantalones no te entran, cuando los pantalones no te quedan bien, cuando los pantalones no se ciñen a tu cuerpo. Según la OMS no estoy gorda y según ZARA sí lo estoy para llevar sus pantalones, ¿quién miente? Lo único que queda pensar es que si no estoy gorda estoy deforme.


Tener que llegar a esta conclusión para mí es un CERO para ZARA.




Nótese que al mencionar a ZARA hago referencia, también, a otras marcas del grupo: Pull & Bear, Bershka, Stradivarius, Oysho y Massimo Dutti.


ANA