El placer del sufrimiento


15 AGOSTO 2009


¿Acaso disfruta haciéndome daño? ¿Qué satisfacción produce el sufrimiento de los demás? ¿Puede una persona estar tan enferma para que el sufrimiento de los demás les produzca placer? ¿Acaso su posición de hermano mayor o, tal vez, de varón le hacen pensar que tiene poder sobre los demás, que tiene el poder de la razón, que nunca se equivoca o que puede herir a las personas a su antojo? ¿Acaso esa posición le hacen creer que puede pronunciar cualquier palabra hiriente, ya no creer que nada ni nadie merecen su agradecimiento, y que él es el rey sobre la tierra?


He intentando perdonarle por el daño que me ha hecho. Lo he intentando. Lo he hecho con todas mis fuerzas. He intentado olvidar. Olvidar las palabras, los manotazos, las miradas de odio y desaprobación, los insultos pero, sobre todo, los abusos psicológicos que su posición de hermano mayor varón le ha hecho proclamarse el rey del Universo. Pero se acabó.


Volví a errar. Una y otra vez. Volví a perdonarle, a darle otra oportunidad. Me creí el cuento de que había cambiado. Algunas personas simplemente no cambian y nosotros no tenemos el poder para cambiar eso. Algunas personas no cambian y por duro, lamentable, triste y aterrador que pueda resultar algunas personas simplemente disfrutan con el sufrimiento de los demás.


ANA